Nuevos biomarcadores permiten identificar el riesgo de progresión de la osteoartritis de rodilla

La osteoartritis es la enfermedad articular más frecuente y puede tener repercusiones importantes en la calidad de vida del individuo. Las estrategias de tratamiento se enfocan en el control de los síntomas. Actualmente no es posible diagnosticar a los pacientes en etapas asintomáticas antes de que desarrollen daño estructural. Aunque existen factores clínicos y radiográficos que se asocian con mayor riesgo de progresión de la enfermedad, los biomarcadores aún se encuentran en estadios tempranos y son utilizados principalmente en la investigación.

Uno de los biomarcadores más estudiados es el telopéptido C-terminal urinario del colágeno tipo dos. Un metanálisis publicado en 2017 demostró que los niveles de este marcador eran mayores en pacientes con osteoartritis que en aquellos sin este diagnóstico. Asimismo, los niveles de telopéptido C-terminal urinario del colágeno tipo dos aumentan a mayor gravedad de la patología. La proteína de matriz cartilaginosa oligomérica es otro biomarcador asociado con mayor daño estructural y mayor progresión de la enfermedad. Es posible que diferentes biomarcadores sean útiles según el mecanismo fisiopatológico en distintos pacientes.

Un grupo de investigadores norteamericanos realizó un análisis sistemático con un panel de 177 péptidos para identificar marcadores séricos que pudieran predecir la progresión de osteoartritis clínicamente significativa (con empeoramiento en dolor y radiográficamente).[1] Los autores aplicaron este panel en una cohorte de los institutos nacionales de salud. De manera basal se analizó el grado de osteoartritis por radiografía utilizando la escala de Kellgren-Lawrence (K/L), el espacio articular mínimo medio y el índice de dolor de las universidades de Ontario y McMaster. De los 596 pacientes incluidos, 192 tuvieron empeoramiento por dolor y disminución del espacio articular mínimo medio, 103 progresaron solamente por este, 102 por dolor solamente y 199 no presentaron ningún tipo de empeoramiento.

Los autores utilizaron modelos estadísticos en donde se analiza una multitud de predictores para una cantidad pequeña de desenlaces, encontrando un grupo de 13 proteínas que se asociaban con mayor riesgo de progresión de la osteoartritis. Utilizando estas proteínas se crearon modelos de regresión logística comparando a los pacientes que presentaron progresión contra quienes no lo hicieron. Los modelos que utilizaron el grupo de proteínas seleccionadas previamente tenían un área bajo la curva para predecir progresión clínica de 0,74, con una diferencia significativa en comparación con el modelo que utilizaba covariables clínicas (sexo, grado de K/L basal y puntaje de WOMAC) y telopéptido C-terminal urinario del colágeno tipo dos con un área bajo la curva de 0,601 y 0,608, respectivamente. Un análisis del cartílago y del tejido sinovial de la articulación con osteoartritis demostró que 70% de las proteínas que se asociaron a un mayor riesgo de progresión era expresado en la articulación. De estas, las relacionadas con la señalización de respuesta de fase aguda fueron las que presentaron mayor expresión en el tejido.

El artículo concluye que el uso del panel proteómico tuvo un mejor rendimiento diagnóstico para predecir progresión de osteoartritis de rodilla al compararse con los marcadores y factores clínicos actualmente descritos. Se destaca la importancia de tres proteínas: la proteína de unión a la vitamina D, cuya función se desconoce; la proteína de cartílago acídica 1 previamente asociada con mayor dolor por osteoartritis y requerimiento de reemplazo articular y el subcomponente del complemento C1r, que se asoció con un menor riesgo de progresión y que probablemente tenga un papel en inhibir la activación del complemento. Los autores proponen que la proteína de cartílago acídica 1 y el subcomponente del complemento C1r podrían relacionarse de manera directa con la patogénesis de la enfermedad.

 

Para el estudio se utilizó el modelo de red elástica, que generalmente se aplica cuando existe una gran cantidad de predictores que pueden tener correlaciones entre sí. Aunque se identificaron marcadores que la literatura describía previamente, un efecto colateral de este método radica en que hubo una mayor cantidad de biomarcadores de la que se esperaba inicialmente. Los autores mencionaron que proteínas que previamente no se habían identificado como biomarcadores de osteoartritis mostraron tener cierto valor pronóstico para su progresión. Estos hallazgos invitan a una mayor caracterización y estudio de estas proteínas para confirmar su valor como biomarcadores y determinar si tienen un papel en la fisiopatogenia de la enfermedad.

Punto clínico

Este artículo no solo resulta interesante por su potencial implicación clínica a futuro, con la posibilidad de identificar a las personas con mayor riesgo de presentar osteoartritis o a quienes tienen mayor riesgo de una enfermedad discapacitante, sino que también nos recuerda que esta patología es el desenlace de una serie de procesos pobremente caracterizados, que repercute en la función de las articulaciones. La caracterización de biomarcadores y su papel en la patogénesis de la enfermedad resulta en una mejor comprensión de la enfermedad. Si logramos tipificar distintos grupos de pacientes según el mecanismo fisiopatológico dominante, es más probable que se puedan identificar medidas terapéuticas que modifiquen la progresión de la enfermedad.